Teoría de la buena vida

Las grasas son malas, lee. Provocan obstrucción de las arterias y son el fundamento de la obesidad mórbida, entre otras cosas; por lo que si toma una porción diaria de fetilín, cuyo principio básico es la fetilina, la cual bloquea la absorción de las grasas que consumimos, podrá hartarse de hamburguesas, de pizzas y de las más cremosas salsas para cubrir una generosas cabezas de lomo sin que ganemos kilos.

Hay dos maneras de leer esta publicidad. La primera es antes de haber comprado las pastillas de fetilín. La segunda es después de seguir el tratamiento durante un mes y comprobar que entrelineas se encontraban ruidosos apretones que en situaciones sociales ha obligado a disculpas apresuradas y tufosas. En la intimidad, en cambio, el predomino de las diarreas lo ha envuelto todo en un ambiente de tristeza. A cambio guarda una hermosa figura sin privarse de sus preciados corderos asados culminados en postres bañados de chocolates fríos y calientes.

El alcohol es malo, lee. Su abuso provoca degeneración cerebral, cirrosis y úlceras estomacales, entre otras cosas; por lo que si toma una porción diaria de alcoholín, testado científicamente con más de cien alcohólicos crónicos, podrá ponerse ciego de ron, vodka, tequila, según sus apetencias, sin que por ello disminuya su masa cerebral y el hígado se resienta, por no hablar de las insoportables resacas, las cuales en el futuro quedarán totalmente erradicadas.

Del alcoholín ya no puede prescindir. El alcoholín ha hecho posible que pueda salir todos los días y beber sin parar, ir al trabajo sin dormir y tener un aspecto impecable, no determinado  por el silencioso malestar de la boca seca, el dolor brumoso de cabeza y los oídos zumbantes que rememoran la música de la noche. El alcoholín, no obstante, hace que tenga que ir al baño cada quince minutos y mear de manera abundante. Una orina cuyo color es una especie de amarillo nicotínico y muy pudenta, que salpica y se pega a las manos, obligándole a lavárselas con doble ración de jabón una vez ha terminado.

La soledad es mala, lee. Es la fuente primordial de las depresiones y los suicidios, entre otras cosas; por lo que si se adhiere a la generación sexilín tomando una porción diaria, podrás dormir con una persona distinta cada noche si eres de tendencias don juanescas o a conquistar a la mujer que amas en secreto y formar con ella una bonita familia de juguetones. Todo esto gracias a la emisión de ondas de atracción sexual que atrapan al objetivo deseado, tal y como se ha comprobado después de un estudio de más de dos años realizado por laboratorios independientes.

Una pastilla de sexilín es suficiente para atraer a la rubia de ojos verdes con la que se ha encaprichado esta noche. Bailan, se besan y van juntos al baño. Vuelven a bailar y creen que ha llegado el momento de ir a su casa. El sexilín es realmente efectivo hasta después de la eyaculación. Luego comienza una sudoración copiosa y agria, que avinagra el ambiente y hace que ellas empiecen a comprender que todo ha sido un error y que es mejor irse, soportando a duras penas como los vapores que él desprende violan su olfato mientras se visten apresuradamente. No le importa que se vayan, ni que cuando se cruza con ellas en la calle no puedan evitar un rostro de asco, cercano a la sensación incontrolable de vomitar. Solo es sexo y nunca ha pensado en casarse.

Ser pobre es malo, lee. Es causa de hambre, sed y exclusión social, entre otras cosas; por lo que con tan solo una porción diaria de dinerín, el éxito en los negocios se desbocará y todo dependerá del grado de ambición que le motive, ya que la esencia de la plectanthrus australis hace que el cuerpo funcione como un imán para las inversiones más ventajosas, las ideas de negocios más innovadoras y la consecución de un yate que colma las posibilidades de una vida que todo lo puede comprar. Si no se es tan ambicioso no por ello se desdeñará un apartamento en la playa, un televisor tres-d, un todoterreno para ir de compras al centro de la ciudad y seis semanas de vacaciones pagadas. Mínimo garantizado.

Con tres clubes de moda ideados y que todas las noches se desbordan, tan solo tiene que ir unas horas a la oficina para leer los resultados del día, siempre buenos, los resultados del trimestre, siempre creciendo, los resultados del año, siempre superando el ejercicio anterior. El dinerín, al contrario que las otras píldoras, no parece tener desagradables efectos. Solo tiene que poner la mano y de inmediato queda llena de cash. Lo único que parece haber cambiado es un ligero dolor de cabeza que se agudiza cuando se encuentra con alguien que pide dinero en la calle. No obstante, es como una leve alergia, ya que desaparece cuando se aleja y no mira, concentrado en como aplacar el hedor de la reciente diarrea, las manos amarillentas y las emanaciones avinagradas de la última eyaculación. Ellos no pueden comprar desodorante para ocultar su mala vida; mientras que él tan solo tiene que poner la mano y apartar la vista.

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Una respuesta to “Teoría de la buena vida”

  1. micromios Says:

    Leer es malo, los efectos secuendarios son pensar y ver la realidad como es y no como la pintan.
    Salut
    PD: espero que tot vagi bé i que hagis tingut temps per fer un viatge al sud abans no ens absorveixin els del nord i ens deixin convertits en esclaus per pagar els deuetes dels bancs

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